Padres ¿Modélicos?
En ocasiones hay hijos que deben poner kilómetros de distancia con sus “modélicos” padres, que tienen que ocultarse de ellos, borrar toda pista que permita que esos padres se pongan en contacto con ellos.
Hay personas que piensan que cuando un hij@ se aparta de sus padres es un mal hijo, es demasiado sencillo juzgar cuando no se conocen los motivos que obligaron a esa persona a desaparecer.
Por suerte o, mejor dicho, por desgracia conozco varios casos de esos, en los que los hijos no quieren saber nada de uno de sus progenitores. Cuando te explican los hechos que motivaron ese alejamiento sólo puedes decir una cosa: “Tenías que decidir entre él/ella o tu y la decisión que has tomado ha sido la correcta”.
Recientemente he vivido un episodio de uno de esos “modélicos” padres.
El padre, en cuestión, consiguió (con engaños) que una tercera persona le diera el nº de tfno. de su hij@. Cuando se recibió la primera llamada estábamos presentes dos personas, ante la expresión de miedo de la persona que la recibía me ofrecí a contestar yo, sin dudar un segundo me pasó el teléfono.
No habíamos tenido tiempo para ponernos de acuerdo en el papel que debía adoptar yo, al contestar, aunque intuí que mi misión era convencer a esa persona que al nº que estaba llamando ya no pertenecía a su familiar.
¿Qué me encontré al contestar? Pues a una persona que me hablaba a mí (un perfecta desconocida para él) en un tono prepotente y chulesco. De esa primera llamada salí airosa, vamos que ni a mi padre le permitía que me alzara la voz como para permitírselo a un perfecto desconocido.
Durante los días siguientes siguieron las llamadas, llegando a EXIGIRME que le dijera quien era y donde residía, intento ataques de muy diversos tipos… pero todos ellos se le desmontaron porque yo no entré en su juego.
De esa llamada saque la conclusión de que era una persona acostumbrada a que alzando la voz, y utilizando ese tono prepotente, conseguía lo que quería pero no contó que se había encontrado con la horma de su zapato, que yo no le iba a dar más información que la que estaba dispuesta a darle (usease, NINGUNA). El encontrarse con una persona que le había plantado cara y a la que no había conseguido dominar le descolocó bastante, pasándome a otra persona con la que termine esa conversación.
Un par de horas más tarde volvió a llamar, otra vez, aunque esta vez su tono era más suave (el lobo se había puesto una piel de cordero encima), sus palabras fueron:
“Déjeme hablar sólo un momento y después ya no le volveré a llamar más (accedí a escucharlo, aunque no baje mis defensas) Soy Fulanito De Tal. Sólo quiero que, si le conoce, le diga a mi hij@ que la policía l@ esta buscando. Que la cosa es grave, MUY GRAVE. De lo contrario no la llamaría”
Ante esa frase ya sólo me quedaba una contestación: “Espero que sea verdad que no me volverá a llamar NUNCA más”
No te dicen todos los días que a la persona que tienes sentada a tu lado la esta buscando la policía por algo MUY MUY MUY GRAVE así que, inmediatamente, nos dirigimos a la Comisaría de Policía más próxima.
Esta persona presentó su DNI y le dijo al policía:
“Nos acaban de llamar para decir que me esta buscando la policía y… aquí estoy”
La cara de extrañeza del policía fue todo un poema.
“¿Quién le ha llamado?”
“Mi padre”
“¿Y se lleva bien con su padre?”
“Pues va a ser que no”
Nos hicieron pasar a una sala mientras comprobaban los datos. Varios minutos después apareció otro policía (por su cara estoy segura que pensó que le estaban haciendo una broma con cámara oculta)
Nos pidió que le explicáramos el porque estábamos allí, ya que no lo entendía porque contra esta persona no había ninguna orden de búsqueda.
A pesar de saber que todos los datos están centralizados quisimos asegurarnos: “¿pero tenéis acceso a toda España? ¿no podrá ser de alguna policía autonómica? ¿policía local?...”
A día de hoy, aún estoy sorprendida de que un “padre” sea capaz de llegar a hacer o decir según que cosas en contra de un hijo pero la realidad es que existen “padres” que demuestran de esta manera el “amor” por sus hijos.
La próxima vez que alguien os diga “No quiero saber nada de mi padre/madre” no lo juzguéis, a la ligera, como un “mal hij@”... Pensar que si ha tomado esa decisión lo MÁS PROBABLE es que, detrás, haya una historia dura, muy dura.
Hay personas que piensan que cuando un hij@ se aparta de sus padres es un mal hijo, es demasiado sencillo juzgar cuando no se conocen los motivos que obligaron a esa persona a desaparecer.
Por suerte o, mejor dicho, por desgracia conozco varios casos de esos, en los que los hijos no quieren saber nada de uno de sus progenitores. Cuando te explican los hechos que motivaron ese alejamiento sólo puedes decir una cosa: “Tenías que decidir entre él/ella o tu y la decisión que has tomado ha sido la correcta”.
Recientemente he vivido un episodio de uno de esos “modélicos” padres.
El padre, en cuestión, consiguió (con engaños) que una tercera persona le diera el nº de tfno. de su hij@. Cuando se recibió la primera llamada estábamos presentes dos personas, ante la expresión de miedo de la persona que la recibía me ofrecí a contestar yo, sin dudar un segundo me pasó el teléfono.
No habíamos tenido tiempo para ponernos de acuerdo en el papel que debía adoptar yo, al contestar, aunque intuí que mi misión era convencer a esa persona que al nº que estaba llamando ya no pertenecía a su familiar.
¿Qué me encontré al contestar? Pues a una persona que me hablaba a mí (un perfecta desconocida para él) en un tono prepotente y chulesco. De esa primera llamada salí airosa, vamos que ni a mi padre le permitía que me alzara la voz como para permitírselo a un perfecto desconocido.
Durante los días siguientes siguieron las llamadas, llegando a EXIGIRME que le dijera quien era y donde residía, intento ataques de muy diversos tipos… pero todos ellos se le desmontaron porque yo no entré en su juego.
De esa llamada saque la conclusión de que era una persona acostumbrada a que alzando la voz, y utilizando ese tono prepotente, conseguía lo que quería pero no contó que se había encontrado con la horma de su zapato, que yo no le iba a dar más información que la que estaba dispuesta a darle (usease, NINGUNA). El encontrarse con una persona que le había plantado cara y a la que no había conseguido dominar le descolocó bastante, pasándome a otra persona con la que termine esa conversación.
Un par de horas más tarde volvió a llamar, otra vez, aunque esta vez su tono era más suave (el lobo se había puesto una piel de cordero encima), sus palabras fueron:
“Déjeme hablar sólo un momento y después ya no le volveré a llamar más (accedí a escucharlo, aunque no baje mis defensas) Soy Fulanito De Tal. Sólo quiero que, si le conoce, le diga a mi hij@ que la policía l@ esta buscando. Que la cosa es grave, MUY GRAVE. De lo contrario no la llamaría”
Ante esa frase ya sólo me quedaba una contestación: “Espero que sea verdad que no me volverá a llamar NUNCA más”
No te dicen todos los días que a la persona que tienes sentada a tu lado la esta buscando la policía por algo MUY MUY MUY GRAVE así que, inmediatamente, nos dirigimos a la Comisaría de Policía más próxima.
Esta persona presentó su DNI y le dijo al policía:
“Nos acaban de llamar para decir que me esta buscando la policía y… aquí estoy”
La cara de extrañeza del policía fue todo un poema.
“¿Quién le ha llamado?”
“Mi padre”
“¿Y se lleva bien con su padre?”
“Pues va a ser que no”
Nos hicieron pasar a una sala mientras comprobaban los datos. Varios minutos después apareció otro policía (por su cara estoy segura que pensó que le estaban haciendo una broma con cámara oculta)
Nos pidió que le explicáramos el porque estábamos allí, ya que no lo entendía porque contra esta persona no había ninguna orden de búsqueda.
A pesar de saber que todos los datos están centralizados quisimos asegurarnos: “¿pero tenéis acceso a toda España? ¿no podrá ser de alguna policía autonómica? ¿policía local?...”
A día de hoy, aún estoy sorprendida de que un “padre” sea capaz de llegar a hacer o decir según que cosas en contra de un hijo pero la realidad es que existen “padres” que demuestran de esta manera el “amor” por sus hijos.
La próxima vez que alguien os diga “No quiero saber nada de mi padre/madre” no lo juzguéis, a la ligera, como un “mal hij@”... Pensar que si ha tomado esa decisión lo MÁS PROBABLE es que, detrás, haya una historia dura, muy dura.
Comentarios
Por eso de no saber, a juzgar antes de tiempo se le llama prejuzgar, de ahí el prejuicio; y el prejuicio no es más que la hipótesis de un desconocimiento (para que veas que me sigue funcionando la cabeza)
M'alegro que, a pesar del alari, te siga funcionando igual de bien la cabecita.
Rufus, alguna veces incluso me doy miedo, a mi misma, de ver como me manejo, jajajaja
Chuk, por desgracia te puedes encontrar de todo en cualquier esquina.
Estaba el marido con su esposa en su casa cuando sonó el teléfono.
¡Riing, riing, riing!
Levanta el caballero el teléfono y dice:
Aló, aló, aló, sí, ¿Cómo? ¿Cómo?, no, no, no.
Y cuelga el teléfono.
Al momento la mujer que estaba escuchando le pregunta:
¿Quién era amor?
Y él le contesta tranquilamente:
Era alguien que llamaba y que creía que estaba en Arabia, porque me preguntó que si habían moros en la costa.
Chuck, menos mal que es viernes... anda, que menuda empanada llevo encima, he tenido que leer el chiste 3 veces para entenderlo, jajaja
Tengo la suerte, y toco madera, de que el tema de abusos me sea extraño en cualquiera de sus formas (y muevo a tocar madera). No puedo comprender a ese padre, de verdad que no.
Gracias por la información