Anabelh
Parecía
que todo había vuelto a la normalidad. Cualquiera que la viera pensaría que ya estaba
recuperada, que los peores momentos ya habían pasado. Nada parecía indicar lo
contrario, pero…
Todos
los días, Anabelh, dedicaba un rato a su dolor, se sentaba en soledad a llorar amargamente
por aquello que se le escapó.
Todos
los días, Anabelh, dedicaba un rato a sentir su ausencia, a echar en falta
aquellos mimos que ya no tenía.
Todos
los días, Anabelh, dedicaba un rato al enfado: se enfadaba por tener los
sentimientos que tenía, se enfadaba con los recuerdos, se enfadaba con el
presente, se enfadaba…
Todos
los días, Anabelh, dedicaba un rato a contener sus deseos de llamarle, de
escribirle, de saber algo suyo…
Todos
los días, Anabelh, dedicaba un rato…
Siempre
le habían contado que con el tiempo el dolor se suaviza, que el dolor sería
menor cada día que pasara hasta llegar a desaparecer… nadie debió explicarle
esto a su dolor, que aumentaba cada día llegando a ahogarla…
Comentarios
Un besazo!
Me alegro que te guste.
Bsks
Por lo demas, muy bien escrito y descrito, nena. Para que luego digas de mi....
Es importante tener en el repertorio todos los sentimientos (desde la sonora carcajada hasta el llanto desconsolado)... siempre sirve para saber que sensaciones nos gusta sentir y detectar las sensaciones de las que debemos huir cual grácil gacela (ya sé que ha quedado un poco cursi... pero m'apetecío, jajaja). Únicamente no debemos radicalizarnos en ninguno de los extremos.
Me reitero, me alegra que la blogosfera te vuelva a disfrutar