El Último BESO En La Boca

Ya sabía yo que mi blogger preferido no podía fallarme... sólo necesitaba tiempo y cumpliría con mi petición. Aquí os dejo lo último de Florencio, espero que lo disfrutéis tanto como yo



"En la habitación que le había acompañado en las últimas décadas se respiraba tranquilidad. Un sol vespertino de invierno entraba por la ventana, iluminando con su fría luz, provocando  largas sombras.

Se miró los brazos y la pierna que le asomaba por entre las sábanas, la piel blanquecina, casi traslúcida, sin pelos desde hace mucho, escuchó su respiración acompasada y cansada y se acordó de la visita que había tenido hacía pocos minutos.

Estás muy guapo - le habían dicho. Sólo cabía una sonrisa educada. Nadie con más de 90 años es guapo ni portada de una revista de modas. Con esas visitas se daba cuenta de que la gente trataba de disimular. Pero no por él, las personas temían el fin, encarnado en el cuerpo de un nonagenario jugando los últimos segundos de la prórroga...

Notó de repente el olor a medicina y a Vicks VapoRub y no sintió miedo a la muerte, hacía mucho que la vida le molestaba más que cualquier otra cosa. Demasiadas cosas nuevas, demasiada rapidez, le daban miedo situaciones que antes incluso le gustaban, gente malhumorada por sus olvidos, despistes e historias repetidas hasta la saciedad, demasiadas visitas al cuarto de baño por culpa de la maldita próstata...

No podía evitar acordarse de las cosas que no había hecho y que hubiera querido cambiar. Y no eran las grandes cosas que a lo mejor hubiera pensado cuando tenía 20 años. No le importaba no haber viajado por toda Sudamérica cuando su empresa le dio la oportunidad, no lamentaba no haberse acostado con aquella chica de 23 años cuando él tenía 40 o haber rechazado un puesto de trabajo que le hubiera hecho rico antes de los 45.

Lo que de verdad lamentaba era aquella discusión con su hijo que los tuvo sin hablarse dos semanas y enfadados más de un mes. Sentía profunda lástima por haber perdido tanto tiempo en discusiones estúpidas con su mujer. Se sentía profundamente estúpido por haber permitido que el orgullo le cegara en las discusiones con sus hermanos.

Hubiera deseado que en algún momento de su vida alguien le hubiera dicho eso, haberlo leído o que se le hubiera ocurrido por sí mismo.

Ahora era tarde y lo único que le quedaba era el remordimiento de esos malos momentos, que se cernían sobre su mente y la oscurecían y entristecían.

Al mismo tiempo sentía una tranquilidad que le iba invadiendo y le daba paz, sabía que ya faltaba poco para que la vida le viniera a dar el último beso en la boca, así encontrar la paz y el descanso. En la espera quería olvidar, quería haber sabido perdonar"


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