Un Reto
Os propongo una cosita. ¿Alguien se atreve a continuar este relato?
"Mientras la milenaria ciudad seguía durmiendo su centenaria siesta, la sensual bibliotecaria ejercía de casamentera. Sin creer ya en el matrimonio se había convertido en una experta unidora de destinos..."
Comentarios
Besos desde mi mar,
Besotes
Bueno, yo estoy aquí para lo que sea pero dejo que primero vaya Yashira a ver por donde tira.
un bico
Yo de momento estoy liado con mis japoneses.
Si no crees en el destino estarás dejando que la realidad se instale en nuestras vidas, tejiendo una red gris que vista nuestro ser y nos venda un futuro que nunca llegará.
Galopemos con los ojos cerrados a lomos del destino... Siempre.
“Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas.” Miguel de Cervantes
Ya me encargo yo de que Amy conteste todo lo rapidito que le sea posible
... "Tenía en mente algún que otro propósito, y estaba ya hilando sus hilos, barajando posibilidades imposibles que, como siempre que ella intervenía, terminarían en sueños cumplidos..."
Besos desde mi mar,
Yashira, ¡¡¡m'eeeeeeeeeeeencanta!!!
Pero a m4n se lo ha tragado la tierra, o se ha colado...Jajaja
Saludos,
:-P
Avisa al M4n010 anda, que se le acaba el tiempo...
me pongo a ello.
Mientras la milenaria ciudad seguía durmiendo su centenaria siesta, la sensual bibliotecaria ejercía de casamentera. Sin creer ya en el matrimonio se había convertido en una experta unidora de destinos.Tenía en mente algún que otro propósito, y estaba ya hilando sus hilos, barajando posibilidades imposibles que, como siempre que ella intervenía, terminarían en sueños cumplidos.
Pese a haber borrado de su mente cualquier posibilidad de matrimonio haciendo ascos a su propio destino sin tener en cuenta los devenires que éste depara. Mientras tejía los hilos de la que sería su próxima unión, estaba forjando sin quererlo ni saberlo el que sería el suyo, pues como una traición o una puñalada por la espalda, acabaría cayendo presa en la tela de araña que había tejido para unir otra pareja.
No fue consciente de que había caído en su propia trampa hasta que lo conoció. Cuando quiso dar marcha atrás era demasiado tarde, ya que pese a sus intentos de alejarlo de su mente y cuanto menos quería pensar en él, el destino al que había desafiado, le jugaba, como suele hacer a quien lo reta, la mala pasada de que el amor que pretendía para otra, lo desease para ella.
Se había enamorando sin pretenderlo y sin saberlo.
Pese a haber borrado de su mente cualquier posibilidad de matrimonio haciendo ascos a su propio destino sin tener en cuenta los devenires que éste depara. Mientras tejía los hilos de la que sería su próxima unión, estaba forjando sin quererlo ni saberlo el que sería el suyo, pues como una traición o una puñalada por la espalda, acabaría cayendo presa en la tela de araña que había tejido para unir otra pareja.
No fue consciente de que había caído en su propia trampa hasta que lo conoció. Cuando quiso dar marcha atrás era demasiado tarde, ya que pese a sus intentos de alejarlo de su mente y cuanto menos quería pensar en él, el destino al que había desafiado, le jugaba, como suele hacer a quien lo reta, la mala pasada de que el amor que pretendía para otra, lo desease para ella.
Se había enamorando sin pretenderlo y sin saberlo.
Casi lo que más le molestaba es que había ocurrido casi sin darse cuenta y que además había seguido todos los tópicos del clásico enamoramiento “sin querer”. A él lo había elegido cuidadosamente como futurible pareja de su excéntrica amiga estadounidense, Mya Limp, y de hecho al principio ellos dos congeniaron bien, pero al final Mya dijo que lo sentía pero que solo lo veía como amigo. Ella sintió algo de lástima y empezaron a quedar, simplemente para hablar, una vez al mes al principio, con el tiempo terminaron quedando una vez a la semana y finalmente ahora estaban en una fase en la que por teléfono e Internet estaban casi constantemente en contacto, aparte de seguir quedando para hablar en persona una o dos veces a la semana.
Todavía no había pasado nada entre ellos, pero la sensual bibliotecaria, que a partir de ahora llamaremos Inda, tenía cada vez más ganas de que algo ocurriera. Lo que ella no sabía es que Bartolo, pues este infortunado nombre tenía el hombre de sus sueños, guardaba un profundo e insondable secreto…
Genial, un besito para cada uno de vosotros y ya sólo queda ver el tratamiento final de Dina, ¿no?
A ver qué maquina la Dina ahora...
;-)
Pero es que estaba todo emocionado por (por fin) poder haber quedado contigo!
Y dado que tu exuberancia no es culpa tuya no tienes responsabilidad, fue todo cosa mía.
Besotes!
;-)
exuberancia.
(Del lat. exuberantĭa).
1. f. Abundancia suma, plenitud y copia extraordinarias.
copia.
(Del lat. copĭa).
2. f. Muchedumbre o abundancia de algo.