Mi Memoria
Me llamo María, bueno eso es lo que creo porque todo el mundo me llama así, pero en realidad no sé como me llamo... María, Carmen, Isabel.... pero el nombre que realmente me gusta es Aurora, ¿por qué nadie me llama así?
Vivo en una casa en el campo pero no sé que hago aquí, ni quién me ha traído. Aquí vive mucha gente que yo no conozco, ellos dicen que son mi familia.
Hay un señor muy cariñoso, que me abraza y me besa, que dice que es mi hijo Antonio. ¿Mi hijo? Yo no tengo hijos... creo.
También vive, aquí, una señora que me limpia mi habitación y me da la comida, ella dice que es Rosa y que es mi nuera. Creo que me miente y es la mujer de Antonio.
Además hay tres niños, que hacen mucho ruido, viviendo con nosotros que dicen que son mis nietos, pero como yo nunca he tenido hijos no puedo tener nietos.
Algunas veces los oigo hablar y dicen algo de un tal Señor Alzheimer y de mí, yo no sé quien es ese señor ni que tiene que ver conmigo. Además no debe de ser muy buena persona porque les oigo decir que por su culpa yo estoy así, aunque no entiendo muy bien que quieren decir con que “estoy así”.
Todos los días me acuerdo de José, mi marido. Seguro que él también se acuerda de mí, seguro que estará preocupado por mi ausencia y me estará buscando, sé que algún día me encontrará y me llevará a nuestra casa. Antes hablaba con Antonio y Rosa de José pero ellos empezaron a decir que José ya no estaba, que estaba muerto. Muchas veces me parece ver a José entrando a mi habitación y me pongo triste cuando me doy cuenta de que es Antonio que intenta confundirme.
Hace unos días que me siento cansada; ellos quieren que coma pero la boca no me obedece, no se abre. Sé que hablan, oigo sus palabras pero no sé que significan. Me han levantado de la cama, yo no quería, me han puesto en un sillón y me han atado a él.
Un día, cuando abrí los ojos, vi a mucha gente vestida de blanco a mí alrededor y no estaba en mi habitación. Pensé que me había muerto y estaba en el cielo, hasta que me agarraron y me metieron una cosa por la nariz. Ellos decían que me estuviera tranquila que era para alimentarme, pero a mí me dolía.
Otro día, al abrir los ojos reconocí la habitación, era mi habitación. Había mucha gente a mí alrededor llorando y a mi lado había un señor vestido de negro que decía cosas muy extrañas.
Estoy viendo a José que me pregunta si me quiero ir a casa con él, me siento feliz, le sonrío y me voy con él.
Vivo en una casa en el campo pero no sé que hago aquí, ni quién me ha traído. Aquí vive mucha gente que yo no conozco, ellos dicen que son mi familia.
Hay un señor muy cariñoso, que me abraza y me besa, que dice que es mi hijo Antonio. ¿Mi hijo? Yo no tengo hijos... creo.
También vive, aquí, una señora que me limpia mi habitación y me da la comida, ella dice que es Rosa y que es mi nuera. Creo que me miente y es la mujer de Antonio.
Además hay tres niños, que hacen mucho ruido, viviendo con nosotros que dicen que son mis nietos, pero como yo nunca he tenido hijos no puedo tener nietos.
Algunas veces los oigo hablar y dicen algo de un tal Señor Alzheimer y de mí, yo no sé quien es ese señor ni que tiene que ver conmigo. Además no debe de ser muy buena persona porque les oigo decir que por su culpa yo estoy así, aunque no entiendo muy bien que quieren decir con que “estoy así”.
Todos los días me acuerdo de José, mi marido. Seguro que él también se acuerda de mí, seguro que estará preocupado por mi ausencia y me estará buscando, sé que algún día me encontrará y me llevará a nuestra casa. Antes hablaba con Antonio y Rosa de José pero ellos empezaron a decir que José ya no estaba, que estaba muerto. Muchas veces me parece ver a José entrando a mi habitación y me pongo triste cuando me doy cuenta de que es Antonio que intenta confundirme.
Hace unos días que me siento cansada; ellos quieren que coma pero la boca no me obedece, no se abre. Sé que hablan, oigo sus palabras pero no sé que significan. Me han levantado de la cama, yo no quería, me han puesto en un sillón y me han atado a él.
Un día, cuando abrí los ojos, vi a mucha gente vestida de blanco a mí alrededor y no estaba en mi habitación. Pensé que me había muerto y estaba en el cielo, hasta que me agarraron y me metieron una cosa por la nariz. Ellos decían que me estuviera tranquila que era para alimentarme, pero a mí me dolía.
Otro día, al abrir los ojos reconocí la habitación, era mi habitación. Había mucha gente a mí alrededor llorando y a mi lado había un señor vestido de negro que decía cosas muy extrañas.
Estoy viendo a José que me pregunta si me quiero ir a casa con él, me siento feliz, le sonrío y me voy con él.
Comentarios
carmen ( dndabitelolvido@hotmail.com)
No dudes que me pondre en contacto contigo.
Por cierto, qué relato más bonito, cari!
Uhy que se me cae la lagrimilla...
A que si? A que me quedo biiiiiiiiiiiien?... Lo dicho, de aqui al estrellato, jajaja.