Las Contraseñas De Mi Vida
Con lo que a mí me gustan los números y lo difícil que me lo están poniendo.
Ahora se tienen contraseñas p’ato... que si la contraseña del cajero, que si la contraseña del PC, que si la contraseña del programa que utilizas en el curro, que si la contraseña del móvil... Coño, dentro de poco habrá que utilizar contraseña hasta para ponerse los calcetines.
Mi gran problema, con las series de números, ya empezó con el número del DNI. Cada vez que me pedían el número me temblaban hasta las entretelas. Cuando sabía que me lo iban a preguntar iba, todo el camino, repitiéndolo: 18.XXX.XXX-X... 18.XXX.XXX-X... Y cuando llegaba la pregunta clave: “¿número del DNI?”, como por arte de magia, se esfumaba y tenía que empezar la busca y captura del DNI entre todos los papeles que llevaba. Al final conseguí aprenderlo.
Luego ya vino el móvil. La contraseña... si no la tengo que pensar la pongo sin ningún problema pero, ¡Ay Madre!, como me la pregunten... pues ni idea.
El número de teléfono... otra odisea, al final decidí apuntármelo en la agenda del móvil... La cara de la gente era todo un poema cuando les decía: “Espera que lo miro”, sacaba el móvil y empezaba a buscarlo. Al final, también, he conseguido aprenderlo, a base de repetición.
En otra ocasión, me pegue un susto tremendo cuando pensé que el coche que llevaba delante del mío, que era del mismo modelo y similar color, llevaba mi matrícula. Menuda película de terror me monte... al final, tuve que acabar parando y mirando mi matrícula... coincidía to, letras y números, sólo que en distinto orden... Menos mal que no se me ocurrió llamar a la Guardia “Civi” pa comunicarles que había un coche con matrícula falsa.
Y ya el tema de las tarjetas y cajeros... Ufffffffffff. Busque mis truquitos:
El primero fue poner como contraseña la matrícula del coche.. y si, funcionó... salvo cuando te cambias de coche, que ya no tienes la matrícula para poder mirar.
Después decidí llevar todas las tarjetas con la misma clave, hasta que me enteré que era un grave error... ya que en el momento que descubren la clave de una ya tienen acceso a todas las demás.
Ahora tengo un truquito que, de momento, no me falla... ya veremos con el tiempo.
Yo ya no acepto nada que lleve contraseña. Que los del banco se empeñan en darme el PIN de la cartilla... yo burra que burra, que no que no y que no. Que se empeñan en darme acceso a la banca electrónica... pues que no y que no y que no.
Las únicas claves que ahora permito, que me den, son las relacionadas con mi curro... y no por nada... sólo que como me pagan por currar me siento en la obligación de cogerlas.
Una de las últimas, que he recibido, la contraseña es un horror, ya que mezcla letras y números además de mayúsculas y minúsculas... Pero es que el usuario es... ¡¡¡UN NUMERO!!!... ¡¡COÑO!! ¿Quién es capaz de aprenderse un número como usuario?
Ahora se tienen contraseñas p’ato... que si la contraseña del cajero, que si la contraseña del PC, que si la contraseña del programa que utilizas en el curro, que si la contraseña del móvil... Coño, dentro de poco habrá que utilizar contraseña hasta para ponerse los calcetines.
Mi gran problema, con las series de números, ya empezó con el número del DNI. Cada vez que me pedían el número me temblaban hasta las entretelas. Cuando sabía que me lo iban a preguntar iba, todo el camino, repitiéndolo: 18.XXX.XXX-X... 18.XXX.XXX-X... Y cuando llegaba la pregunta clave: “¿número del DNI?”, como por arte de magia, se esfumaba y tenía que empezar la busca y captura del DNI entre todos los papeles que llevaba. Al final conseguí aprenderlo.
Luego ya vino el móvil. La contraseña... si no la tengo que pensar la pongo sin ningún problema pero, ¡Ay Madre!, como me la pregunten... pues ni idea.
El número de teléfono... otra odisea, al final decidí apuntármelo en la agenda del móvil... La cara de la gente era todo un poema cuando les decía: “Espera que lo miro”, sacaba el móvil y empezaba a buscarlo. Al final, también, he conseguido aprenderlo, a base de repetición.
En otra ocasión, me pegue un susto tremendo cuando pensé que el coche que llevaba delante del mío, que era del mismo modelo y similar color, llevaba mi matrícula. Menuda película de terror me monte... al final, tuve que acabar parando y mirando mi matrícula... coincidía to, letras y números, sólo que en distinto orden... Menos mal que no se me ocurrió llamar a la Guardia “Civi” pa comunicarles que había un coche con matrícula falsa.
Y ya el tema de las tarjetas y cajeros... Ufffffffffff. Busque mis truquitos:
El primero fue poner como contraseña la matrícula del coche.. y si, funcionó... salvo cuando te cambias de coche, que ya no tienes la matrícula para poder mirar.
Después decidí llevar todas las tarjetas con la misma clave, hasta que me enteré que era un grave error... ya que en el momento que descubren la clave de una ya tienen acceso a todas las demás.
Ahora tengo un truquito que, de momento, no me falla... ya veremos con el tiempo.
Yo ya no acepto nada que lleve contraseña. Que los del banco se empeñan en darme el PIN de la cartilla... yo burra que burra, que no que no y que no. Que se empeñan en darme acceso a la banca electrónica... pues que no y que no y que no.
Las únicas claves que ahora permito, que me den, son las relacionadas con mi curro... y no por nada... sólo que como me pagan por currar me siento en la obligación de cogerlas.
Una de las últimas, que he recibido, la contraseña es un horror, ya que mezcla letras y números además de mayúsculas y minúsculas... Pero es que el usuario es... ¡¡¡UN NUMERO!!!... ¡¡COÑO!! ¿Quién es capaz de aprenderse un número como usuario?
Comentarios
Con su permiso, admirado Reve, le enlazo en este humilde blog.