Pasión Por las Rebajas
Pues ya estamos aquí, en plena cuesta de enero y con las rebajas que nos reclaman para que nos gastemos lo que tenemos y lo que no tenemos.
Esta es otra faceta de mi vida en la que me siento un bicho raro. Se supone que a nosotras nos encanta ir a comprar “trapitos” y que debemos aprovechar las rebajas como excusa para ir de tiendas. Poder mirar y remirar, buscar y rebuscar, probarnos y volvernos a probar, conjuntar prendas, buscar complementos y un largo etcétera.... para luego llegar a casa satisfechas con nuestras adquisiciones y, entonces, volvernos a probar todo lo adquirido para hacer un pase de modelos a las personas que no nos han acompañado en el recorrido consumista.
Pues yo no, a mí es nombrarme la frase “vamos de compras” y ya me descompongo toda todita toda. Lo primero que pienso es en como libarme:
- Fingir un ataque agudo de apendicitis. No, no colaría ya que tuve el honor hace años de que me la extirparan y, para mi desgracia, es de conocimiento general que sólo se tiene una... así que no cuela operarte dos veces.
- Fingir un infarto. Una es mala pero no llega a la crueldad, así que no me parece nada bien hacer pasar un mal rato para na.
- Romperme una pierna. Descartado... una tiene el umbral del dolor bastante alto pero no tanto como para llegar al masoquismo.
- ...
Después de buscar y descartar varias posibilidades me resigno y pongo mi mejor cara.
Hoy me ha tocado tarde de resignación, así que he “disfrutado” de las rebajas durante un par de horas o tres.
He “disfrutado”: de los apretujones en las tiendas, de los empujones, de las colas interminables para entrar al probador, de la lucha cuerpo a cuerpo (no, yo no lucho, a la primera de cambio me retiro, pero lo he visto) por conseguir una prenda, del desorden en los comercios (que digo yo ¿la gente en sus casas también deja las ropas tiradas por los suelos?), de las caminatas, del quitate-ponte y vuélvete a quitar, del susto de la VISA... para luego llegar a mi casa “escojoná”, con dolor de pies de tanto andar, dolor de brazos por ser la porteadora oficial, dolor de cabeza de oír a la gente.
El único momento en el que he disfrutado de las “rebajas” ha sido esta mañana, en una escapadita que nos hemos hecho a la tienda de al lado de la ofi, mientras nos echábamos el piti de después del almuerzo. Pero la escapadita no ha sido motivada por las rebajas si no porque ya le había echado el ojo a un maxijersey o un minivestido, no sé muy bien que es, la semana pasada y no me fue posible ir a comprarlo por la falta de personal que teníamos en la ofi.
He de decir que la espera me ha supuesto un “gran” ahorro en mi economía... el maxijersey o minivestido tenía la espectacular rebaja de algo más de ¡¡ dos euracos!! Todo un chollazo o ¿no?... ¿Para esto vale la pena esperar a las rebajas?
Yo sería feliz si nunca más tuviera que ir de tiendas, si para los próximos cambios de temporada me trajeran, a casa, la ropa que debo llevar... a mi todo me parece bien, no protestare... es más lo agradeceré eternamente.
Esta es otra faceta de mi vida en la que me siento un bicho raro. Se supone que a nosotras nos encanta ir a comprar “trapitos” y que debemos aprovechar las rebajas como excusa para ir de tiendas. Poder mirar y remirar, buscar y rebuscar, probarnos y volvernos a probar, conjuntar prendas, buscar complementos y un largo etcétera.... para luego llegar a casa satisfechas con nuestras adquisiciones y, entonces, volvernos a probar todo lo adquirido para hacer un pase de modelos a las personas que no nos han acompañado en el recorrido consumista.
Pues yo no, a mí es nombrarme la frase “vamos de compras” y ya me descompongo toda todita toda. Lo primero que pienso es en como libarme:
- Fingir un ataque agudo de apendicitis. No, no colaría ya que tuve el honor hace años de que me la extirparan y, para mi desgracia, es de conocimiento general que sólo se tiene una... así que no cuela operarte dos veces.
- Fingir un infarto. Una es mala pero no llega a la crueldad, así que no me parece nada bien hacer pasar un mal rato para na.
- Romperme una pierna. Descartado... una tiene el umbral del dolor bastante alto pero no tanto como para llegar al masoquismo.
- ...
Después de buscar y descartar varias posibilidades me resigno y pongo mi mejor cara.
Hoy me ha tocado tarde de resignación, así que he “disfrutado” de las rebajas durante un par de horas o tres.
He “disfrutado”: de los apretujones en las tiendas, de los empujones, de las colas interminables para entrar al probador, de la lucha cuerpo a cuerpo (no, yo no lucho, a la primera de cambio me retiro, pero lo he visto) por conseguir una prenda, del desorden en los comercios (que digo yo ¿la gente en sus casas también deja las ropas tiradas por los suelos?), de las caminatas, del quitate-ponte y vuélvete a quitar, del susto de la VISA... para luego llegar a mi casa “escojoná”, con dolor de pies de tanto andar, dolor de brazos por ser la porteadora oficial, dolor de cabeza de oír a la gente.
El único momento en el que he disfrutado de las “rebajas” ha sido esta mañana, en una escapadita que nos hemos hecho a la tienda de al lado de la ofi, mientras nos echábamos el piti de después del almuerzo. Pero la escapadita no ha sido motivada por las rebajas si no porque ya le había echado el ojo a un maxijersey o un minivestido, no sé muy bien que es, la semana pasada y no me fue posible ir a comprarlo por la falta de personal que teníamos en la ofi.
He de decir que la espera me ha supuesto un “gran” ahorro en mi economía... el maxijersey o minivestido tenía la espectacular rebaja de algo más de ¡¡ dos euracos!! Todo un chollazo o ¿no?... ¿Para esto vale la pena esperar a las rebajas?
Yo sería feliz si nunca más tuviera que ir de tiendas, si para los próximos cambios de temporada me trajeran, a casa, la ropa que debo llevar... a mi todo me parece bien, no protestare... es más lo agradeceré eternamente.
Comentarios
( consumismo de las narices... )
carmen , ( de pupila a pupila)