Desde que hay tanto español suelto por estos caminos ya no soy la última en levantarme en mi habitación, siempre hay alguien que lo hace más tarde. Hoy había pronóstico de lluvia y, encima, sin desayunar. En fin, es lo que tocaba hoy enfundarse el chubasquero, paciencia y recorrer unos 4 km para poder tomar el primer café del día. Estaba la tan pero tan oscura que el frontal escasamente ayudaba a ver por dónde ibas, así que me he puesto al rebufo de otro peregrino y allí donde una el iba yo. La romería de estos dos días atrás parece que se ha esfumado, algún grupo he encontrado pero na digno de mención. Eso sí, barro barro y más barro y donde no había barro... rios de agua corriendo por los caminos. Por lo que el firme propósito de ir de peregrina cochina lo he tenido que abortar, porque una cosa es que vayas con poca higiene en la ropa y otra, muy diferente, es que se vea lo cochina que vas, me había puesto de barro casi hasta las orejas... Hoy tocaba barro, ¡Que le vamos a...
Comentarios
AnónimAmy, pues está bien claro... deshojar la margarita... aplicable a cualquier situación: ¿me quiere o no me quiere?, ¿me lo compro o no me lo compro?, ¿lo hago o no lo hago?, ¿voy a Paris o a Londres?... así hasta el infinito y más allá
:-)
EL DESTINO
Vivía en Bagdad un comerciante llamado Zaguir. Hombre culto y juicioso, tenía un joven sirviente, Ahmed, a quién apreciaba mucho. Un día mientras Ahmed paseaba por el mercado, se encontró con la Muerte que le miraba con una mueca extraña. Asustado, echó a correr y no se detuvo hasta llegar a casa. Una vez allí le contó a su señor todo lo ocurrido, y le pidió un caballo diciendo que se iría a Samarra donde tenía unos parientes, para de ese modo escapar de la muerte.
Zaguir no tuvo inconveniente en prestarle el caballo más veloz de su cuadra, y se despidió diciéndole que si forzaba un poco el caballo podría llegar a Samarra esa misma noche.
Cuando Ahmed se hubo marchado, Zaguir se dirigió al mercado y al poco rato encontró a la Muerte paseando por los bazares.
"¿Por qué has asustado a mi sirviente? - preguntó a la Muerte-.Tarde o temprano te lo has de llevar, déjalo tranquilo mientras tanto"... "Oh, no era mi intención asustarlo - se excusó ella-, pero no pude evitar la sorpresa que me causó verlo aquí, pues esta noche tengo una cita con él en Samarra"