Las últimas 24 horas por estas tierras había que exprimirlas al máximo. Uno de los dueños del albergue me ha preguntado si quería que me cambiara la toalla, con toda tristeza le he tenido que decir que no hacía falta que mañana ya me iba y que me daba mucha pena, su respuesta ha sido "nosotros nos montamos el albergue para seguir en el camino" (¡¡Que majo!! Si algún día vuelvo por aquí con toda seguridad me volveré a alojar con ellos) Pronto a las calles para hacer las últimas compras: que si un número de la lotería de navidad, que si materia prima para hacerme el bocadillo de mañana, que si unos souvenirs, que si el último café. Vuelta a dejar todo en el albergue, de camino me he topado con una pareja de pulicias que estaban intentando "dialogar" con un chaval algo exaltado (he decidido no ponerme en modo cotilla y dejarles hacer su trabajo), y excursión hasta la estación, el número de pulicias se había incrementado (pero yo modo cotilla off), por aquello de va...
Comentarios
AnónimAmy, pues está bien claro... deshojar la margarita... aplicable a cualquier situación: ¿me quiere o no me quiere?, ¿me lo compro o no me lo compro?, ¿lo hago o no lo hago?, ¿voy a Paris o a Londres?... así hasta el infinito y más allá
:-)
EL DESTINO
Vivía en Bagdad un comerciante llamado Zaguir. Hombre culto y juicioso, tenía un joven sirviente, Ahmed, a quién apreciaba mucho. Un día mientras Ahmed paseaba por el mercado, se encontró con la Muerte que le miraba con una mueca extraña. Asustado, echó a correr y no se detuvo hasta llegar a casa. Una vez allí le contó a su señor todo lo ocurrido, y le pidió un caballo diciendo que se iría a Samarra donde tenía unos parientes, para de ese modo escapar de la muerte.
Zaguir no tuvo inconveniente en prestarle el caballo más veloz de su cuadra, y se despidió diciéndole que si forzaba un poco el caballo podría llegar a Samarra esa misma noche.
Cuando Ahmed se hubo marchado, Zaguir se dirigió al mercado y al poco rato encontró a la Muerte paseando por los bazares.
"¿Por qué has asustado a mi sirviente? - preguntó a la Muerte-.Tarde o temprano te lo has de llevar, déjalo tranquilo mientras tanto"... "Oh, no era mi intención asustarlo - se excusó ella-, pero no pude evitar la sorpresa que me causó verlo aquí, pues esta noche tengo una cita con él en Samarra"