Hagamos un poco de memoria. Recordar vuestra época de colegiales, siempre había un pobrecillo al que le caían todas las broncas y todos los castigos, aunque no hubiera hecho ná de ná. Aunque gritara su NO CULPABILIDAD nadie le creía (por aquello de “cría fama y échate a dormir”), así que con eso se quedaba ( SÓLO con el derecho al pataleo y el castigo adjudicado injustamente ) Pues así es como estoy yo ahora... me han castigado por algo que YO NO HE HECHO . El otro día, venía yo pami casita, toda feliz y contenta, escuchando una de mis músicas preferidas, pa conducir, y disfrutando de la carretera. Casi casi casi veía mi casa cuando, de repente y sin previo aviso, me veo a mi izquierda la furgoneta de atestados de la G.C. que me indicaba que debía parar. Paro tranquilamente... mi conciencia estaba tranquila, no había hecho nada malo. Buenas tardes, señorita. Buenos días (es que hasta que no como, a las 16 h., pami sigue siendo por la mañana) Documentación ¿La mía o la del vehículo? L...
Comentarios
AnónimAmy, pues está bien claro... deshojar la margarita... aplicable a cualquier situación: ¿me quiere o no me quiere?, ¿me lo compro o no me lo compro?, ¿lo hago o no lo hago?, ¿voy a Paris o a Londres?... así hasta el infinito y más allá
:-)
EL DESTINO
Vivía en Bagdad un comerciante llamado Zaguir. Hombre culto y juicioso, tenía un joven sirviente, Ahmed, a quién apreciaba mucho. Un día mientras Ahmed paseaba por el mercado, se encontró con la Muerte que le miraba con una mueca extraña. Asustado, echó a correr y no se detuvo hasta llegar a casa. Una vez allí le contó a su señor todo lo ocurrido, y le pidió un caballo diciendo que se iría a Samarra donde tenía unos parientes, para de ese modo escapar de la muerte.
Zaguir no tuvo inconveniente en prestarle el caballo más veloz de su cuadra, y se despidió diciéndole que si forzaba un poco el caballo podría llegar a Samarra esa misma noche.
Cuando Ahmed se hubo marchado, Zaguir se dirigió al mercado y al poco rato encontró a la Muerte paseando por los bazares.
"¿Por qué has asustado a mi sirviente? - preguntó a la Muerte-.Tarde o temprano te lo has de llevar, déjalo tranquilo mientras tanto"... "Oh, no era mi intención asustarlo - se excusó ella-, pero no pude evitar la sorpresa que me causó verlo aquí, pues esta noche tengo una cita con él en Samarra"