El Director la había llamado al despacho, sabía que no era nada bueno, algún castigo le iba a caer, no sabía el motivo pero “algo malo” había hecho. Antes de llamar a la puerta comprobó que tenía en regla su uniforme (la falda bien colocada, la blusita bien metida, la corbata con el nudo recto, los calcetines completamente subidos y los zapatos limpios y relucientes) Trago saliva y llamó a la puerta (toc toc). Una voz le respondió con tono severo: .- Entra pequeña Las rodillas le flaquearon pero empujo la puerta, cuanto más tardara en entrar peor sería. .- Sabes porque estas aquí ¿verdad? No tenía ni idea pero la experiencia le había enseñado que era mejor declararse culpable, el castigo siempre era menor: .- Si, Señor. Lo siento muchísimo, no se volverá a repetir .- ¿Piensas que con poner cara de niña buena y decir un “lo siento” es suficiente? Ya sabes que no… Ya sabes que debes hacer… y NO ME HAGAS PERDER TIEMPO A punto de llorar se tum
Comentarios
AnónimAmy, pues está bien claro... deshojar la margarita... aplicable a cualquier situación: ¿me quiere o no me quiere?, ¿me lo compro o no me lo compro?, ¿lo hago o no lo hago?, ¿voy a Paris o a Londres?... así hasta el infinito y más allá
:-)
EL DESTINO
Vivía en Bagdad un comerciante llamado Zaguir. Hombre culto y juicioso, tenía un joven sirviente, Ahmed, a quién apreciaba mucho. Un día mientras Ahmed paseaba por el mercado, se encontró con la Muerte que le miraba con una mueca extraña. Asustado, echó a correr y no se detuvo hasta llegar a casa. Una vez allí le contó a su señor todo lo ocurrido, y le pidió un caballo diciendo que se iría a Samarra donde tenía unos parientes, para de ese modo escapar de la muerte.
Zaguir no tuvo inconveniente en prestarle el caballo más veloz de su cuadra, y se despidió diciéndole que si forzaba un poco el caballo podría llegar a Samarra esa misma noche.
Cuando Ahmed se hubo marchado, Zaguir se dirigió al mercado y al poco rato encontró a la Muerte paseando por los bazares.
"¿Por qué has asustado a mi sirviente? - preguntó a la Muerte-.Tarde o temprano te lo has de llevar, déjalo tranquilo mientras tanto"... "Oh, no era mi intención asustarlo - se excusó ella-, pero no pude evitar la sorpresa que me causó verlo aquí, pues esta noche tengo una cita con él en Samarra"