Día 6. Etapa 5. Tras la tormenta...

 Como se dice, tras la tormenta viene la calma. 

Una vez que me depósito mi taxista Raúl llegó el momento secado... Lo diré a lo bestia, iba mojada hasta las bragas a pesar de haber llevado el chubasquero. Visto lo visto no quedaba otra que pagar lavadora y secador (un pastizal) 

Las compis de habitación muy majas, no les entendía pero muy majas. Nadie molesto a nadie, nadie ha roncado, nadie ha hecho ruidos a horas que no correspondían, pedían permiso para usar el secador... Vamos, un encanto de habitación.

El desayuno: ¡¡¡POR FIN!!! he podido desayunar con un par de españoles, muy mejor ellos también. 

Para compensar lo de ayer hoy un calor que lo flipas. 

La etapa tranquila y con unos pueblos y unos paisajes que me han enamorado. Eso es lo bueno que tiene ir contigo mismo, que puedes disfrutar de detalles que se otra forma podrían pasarte desapercibidos. 

Aaaah, y resulta que no estoy tan lejos de casa y aquí la prueba 



Como anecdotita del día: me he presentado en un albergue para el que no había hecho reserva, en el que había hecho nadie sabe dónde está (eso sí, he llamado para anular) pero como tenían una cama disponible que aquí me he quedado

Comentarios

Beatriz MissPotingues ha dicho que…
Lo que para ti es, para ti se queda. Señales...

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