Esa Raza

Existe una parte de la humanidad que es capaz de desorientar a cualquiera. Que la mires por donde la mires, la cojas por donde la cojas, es siempre impredecible.

Si, si... es esa raza llamada hombres.

Amos, que a una desde pequeñita la enseñaron a preocuparse por la gente que aprecia, a preguntar: ¿Qué tal va la gripe? ¿Cómo va el curro? ¿Te pillas puente? ¿Qué tal las vacaciones?... y, asins, un largo etcétera.

Por algún extraño mecanismo, que no alcanzo a comprender, estos detalles les debe parece vaya usted a saber que... joe, que con un bien, mal, bueno, podría haber sido mejor... es suficiente, que por contestar no significa que haya compromiso de matrimonio... que nooooooooooooooo, que no es eso... que puede existir amistad entre un hombre y una mujer sin necesidad de pasar por el altar.

La última de la última... la que ya me ha dejado con la boca abierta, como si fuera un buzón de correos, me acaba de suceder... Amos que estoy por llamar al Iker Jiménez para que lo saque en su programa de la cuatro (si me acordará del nombre del programita lo diría... pero una tiene memoria selectiva y estos pequeños detalles como que no se le quedan... ¡Que le vamos a hacer! sólo soy CASI perfecta)

Bueno, a lo que íbamos:

Una de mis amigas ha tenido este verano una pareja, amigo especial, rollete... no se muy bien como definirlo. Parecía la excepción que confirma la regla... la llamaba, quedaban, se reían, se preocupaba....

Un día, sin anestesia previa, cesa esa comunicación... ya no tenía tiempo para quedar: “es que ando muy liado”, “es que tengo que ir al pueblo”, “es que...”, “es que...”, “es que...”

Por fin ella agarra el toro por los cuernos, decide aclarar la situación (y, de paso, recuperar unos tuppers que había dejado en casa de él... no por nada... si no es que les había cogido cariño). Vale, la cosa se había enfriado y cada uno por su lado... sin problemas y tan amigos.

Inexplicablemente, desde el momento que ella ha empezado a pasar... a él le han entrado unas ganas de llamarla, enviarle sms, emilios.... (¿será que le pica algo?)

Ahora viene lo más alucinante de todo... amos, que menos mal que estaba sentada que si no p’aberme matao. Abro el correo... me encuentro un emilio... ¿quién carajo será?... lo abro completamente intrigadísima... ¿quién era?... efestivamente el colega... Supongo que como ahora mi amiga no le hace caso esta intentando acercarse a ella a través de mi.

Por favor, si alguien comprende estos comportamientos que me haga un esquema. Quizás es que les gusta que pases de ellos, que no les mires a la cara... si es que no hay nada como empezar a pasar de ellos para que, repentinamente, se acuerden de que existes.

Yo ya empiezo a dudar que exista alguno normal y si existe o está ocupado o se ha apuntado a la legión extranjera.

Seguiré investigando, junto a Iker Jiménez, prometo que si desvelamos el misterio lo haremos público.

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