Conflicto Diplomático

Vaya semanita, yo que estoy fatal de lo mío (ya que, a estas alturas de la película, aún no sé si soy una futura-renovada o una futura-parada, aunque creo yo que la opción B va ganando) y mi máe casi me mete en un conflicto diplomático a gran escala.

Últimamente el deporte nacional, de mi máe, es carrañar (creo que esta es una expresión de mi ciudad, ante la duda carrañar = echar la bronca) a Dina (usease yo). Tiene la habilidad innata para encontrar cualquier motivo para echarme el discursito. El último, que casi crea el conflicto, la Navidad.

Yo estaba tan ricamente, en mi casita, dedicándome a mis nuevas labores (pintora, electricista, decoradora...) y recibo su visita... Uuuuuuuuuuuuy, venía con el hacha de guerra en alto:

- Mi máe: ¿Tú donde piensas comer y cenar estas Navidades?
- Yo: ¿Dónde? –sacando toda la artillería pesada de esta ironía que me caracteriza- Ummmmmmm, déjame pensar... ¿en el chino quizás?
- Mi máe: Es que no dices nada... es que no llamas a tu hermana (¿quizás es que mi hermana tiene algún tipo de minusvalía y está imposibilitada para llamarme ella?)
- Yo: ¿Alguna vez he puesto alguna pega? ¿Alguna vez me he quejado de algo? (ni siquiera la Nochevieja pasada que yo tenía mis planes y hubo un complot en mi contra para ir a cenar a Chipilandia, 70 km ka p’alla y 70 km ka p’aka)
- Mi máe: Es que estan esperando a que tú des tu opinión.
- Yo: ¿Mi opinión?... Pues si por mí fuera no se celebrarían las Navidades... (Ups, lo hiciste...)

Vaaaaaaaaaaaaya por Dior lo que dije. Después de taitantos años celebrando la Navidad, muy a mi pesar, sin decir, a my family, mi opinión sobre la susodichas Navidades... voy y expreso en voz alta lo que pienso.

Una, que a veces parece que todavía cree en los Reyes Magos y en el ratoncito Pérez, pensó que allí había quedado todo y no iba a tener más trascendencia... pues no... para no perder la costumbre... me equivoque.

Mi máe, además del deporte nacional de echarle el chorreo a Dina, también tiene la “virtud” de encender la mecha de posibles conflictos.

Así que, ayer, cuando llame (ya que había quedado claro que la obligada a llamar era yo) a mi hermana, para concretar la Navidad, me suelta la perla: “Es que como TÚ no quieres celebrarla” (asins, sin anestesia, en tono de reproche). Menos mal que con la diplomacia, que me caracteriza, apacigüe las aguas y no llego a mayores.

Es más, vamos a hacer caso a nuestros Señores Políticos (y a la predicción que nos hizo en su momento el creador del cartel de fiestas de este año de mi ciudad) y vamos a incluir en nuestro menú... CONEJO.

Por cierto, si cualquier servicio diplomático tiene alguna vacante entre sus filas una está disponible... se aceptan ofertas de empleo (esto de currar en algo que se te da bien, hacer turismo y que te paguen por ello debe estar bien, ¿no?)

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