Día 13. Etapa 12. De esos barros estos lodos

Desde que hay tanto español suelto por estos caminos ya no soy la última en levantarme en mi habitación, siempre hay alguien que lo hace más tarde.
Hoy había pronóstico de lluvia y, encima, sin desayunar. En fin, es lo que tocaba hoy enfundarse el chubasquero, paciencia y recorrer unos 4 km para poder tomar el primer café del día. Estaba la tan pero tan oscura que el frontal escasamente ayudaba a ver por dónde ibas, así que me he puesto al rebufo de otro peregrino y allí donde una el iba yo. 
La romería de estos dos días atrás parece que se ha esfumado, algún grupo he encontrado pero na digno de mención. 
Eso sí, barro barro y más barro y donde no había barro... rios de agua corriendo por los caminos. Por lo que el firme propósito de ir de peregrina cochina lo he tenido que abortar, porque una cosa es que vayas con poca higiene en la ropa y otra, muy diferente, es que se vea lo cochina que vas, me había puesto de barro casi hasta las orejas... Hoy tocaba barro, ¡Que le vamos a hacer! 
En el siguiente cementerio que he visto con los nichos por fuera de los muros, aprovechando que ponían sello, he preguntado el porqué, es tan sencillo como que lo hacen por comodidad a la hora de enterrar a la gente, ante eso sin palabras me ha dejado. 
Aunque he podido ir gran parte del tiempo conmigo misma también ha habido gente que se empeñaba en que todos supieramos si historia: 
  • El como ella quiso siempre vivir en Oregón (por el acento era mejicana) y se enamoró de un oregones...y chinpum, sueño cumplido
  • El que aconsejaba por tfno a su hijo que no se dejará acosar, que plantara cara y luego lo respetarían 
  • El que contaba como si suegro había llevado la luz a no sé que pueblico...
Juro que ninguna de estas conversaciones me importaban pero me las he tenido que tragar.
En un par de ocasiones me he encontrado a un dueño con su perrete, el perrete tenía pintas de ser mayor o estar enfermo, mañana jersey y si dueño empujaba un carrito para que pudiera descansar. En el último tramo, como se me estaba haciendo duro, me he puesto ha hablar con él para que se me hiciera mal llevadero el camino. El perrete tiene 15 años y va todo el rato en el carrito, la suerte ha querido qué lo viera andando de las pocas veces que ha bajado. Allí hemos estado contando cosas y, entre otras, es un enamorado del pirineo aragonés, bueno sé su profesión, cuando coge vacaciones su mujer, donde han estudiado y viven sus hijas, que el año pasado se le murió una perreta, donde viven sus suegros y que no le gustan mucho los perros, que está noche la va a pasar en la furgo... Un sinfín de cosas.
Por uno de los pueblos que he pasado las campanas habían visto tiempos mejores



También he visto a la perreta de ayer, pobre, hoy ha tenido que hacer el último tramo en taxi porque no podía más. 
Y ya no queda casi na, por un lado tengo ganas de llegar pero por otro me da penica

La anecdotita de hoy: como en mi albergue había una gran cola para lavar y secar la ropa me he ido a una lavandería de autoservicio que había cerca, debo tener cara de trabajadora de lavandería de autoservicio porque todo el mundo me preguntaba a mí... Bueno, por lo menos me he entretenido en la espera.

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