Día 14. Etapa 13. Y llegó la lluvia

 Hoy la mañana pintaba lluviosa, oye y que no ha defraudado. Con mayor o mejor intensidad pero ha estado lloviendo toda la mañana, así que había que inventar alguna solución para poder llevar el chubasquero mientras llovía y poderme deshacer de él cuando no llovía y todo esto que fuera sin necesidad de parar ni quitar la mochila... ¡¡¡PUES QUE LO HE LOGRADO, OIGA!!!

Aunque ya era de día, hoy me he acoplado a la cola de una manada de perregrinos, más bonicos y más contentos iban, como que me ha dado envidia no tener perrete y que me acompañará. Después de un rato de seguirlos he estado interactuando con los dueños (los perretes iban demasiado concentrados en lo suyo y no me han hecho ni puñetero caso)

También he visto a la perreta que estaba agotada ayer, me he alegrado un montón de verla por lo que he acelerado el paso para alcanzarla y otro ratete de charleta.

En cuanto a los grupos de romeros parece que 3 días de romería les ha pasado factura pues los pocos que había ya no tenían tantas de ganas de cachondeo como estos días atrás,  más bien iban en un silencio casi sepulcral, lo que he agradecido. Los únicos primeros que siguen con el ánimo intacto son los romeros mexicanos... Sin palabras.

Además he descubierto que la gente hace cosas raras, como poner monedas en las piedras de las paredes de un bar ¿Para que? NPI, si no hubiera estado tan petao le hubiera preguntado a los camareros pero ha sido imposible

Por lo demás ha sido todo muy relajado, sin contratiempos, con un montón de barro y ya un poco triste porque esto llega al final y un poco feliz porque esto llega al final ;)

Ahora, para redondear la tarde, he quedado con un amigo, que hace mil que no hablamos, pero que el otro día recordé que vivía por esta zona... Seguro que nos va a faltar  para ponernos al día.

La anecdotita del día: como hoy era un día un poco complicado para ver las caras de la gente con los chubasqueros, he descubierto que ya reconozco a los peregrinos por sus tatuajes.

Continuará...