Día 4. Etapa 3. Va por el Santi

 La noche ha sido entretenida:

- primero la china/japonesa que tenía en la litera de encima, ha estado moviéndose más de media hora... A saber que hacía, Yo pensaba que iba a  acabar desmontando la litera y cayendo sobre mi

- después el dueto de ronquidos. Ignorante de mi, pensé que al ser una habitación de solo mujeres me iba a librar... ¡¡¡Ojalá haya roncado yo también!!! Y que se chinchen

- para remate los horarios que lleva la gente, sé empiezan a levantar a las 5 a.m. ¿Nadie le he dicho que a esas horas aún no está puesto el camino? 

En fin, que entre unas cosas y otras a las 6:30 ya estaba en pie (total, no había Dios que durmiera) y a poco más de las 7 ya estaba buscando un bar donde desayunar, un señor muy amable me ha indicado cuál era, según él, el único bar abierto a esas horas, me ha acompañado hasta allí, se ha sentado a desayunar conmigo y me ha contado mil cosas (estaba jubilado, ha tenido un desprendimiento de retina, perdió ayer la llave de la bicicleta, si madre hacía pan en horno de leña, él quiso hacer una vez el camino con un amigo, etc etc y muchos etcs más) y cuando ya me he cansado de escucharle me he despedido y me he ido corriendo (no fuera que quisiera acompañarme al inicio de camino) 

Todavía era de noche pero he visto una caravana de peregrinos así que he ido a la cola de ellos para no perderme, ¡¡¡Íbamos más majicos todos!!!

Cuando ya nos hemos empezado a desperdigar sustito en el cuerpo, un peregrino atontao iba por medio de la carretera, un coche ya le ha pitado... yo estaba segura de que iba a presenciar un atropello, cambio de rasante, coche que viene follao, yo que le hago gestos para que reduzca ( que se lo he ha debido pensar: está tipa es gilipollas). Después de eso ya he decidido que la selección natural hiciera si trabado y... la suerte ha querido qué tras ese cambio de rasante nos metiéramos ya en camino. 

Después de bastante rato, que iba yo absorta en mis pensamientos, me ha alcanzado un chaval con ganas de hablar. ¡¡¡Que majo!!!. Lorenzo, un italiano que empezó el camino en Roncesvalles y me ha estado contando cosicas un ratico.

Ya me empezaba a apretar el hambre así que he decidido para en el primer bar que ha aparecido. Allí me he encontrado a la parejica de alemanes con los que llevo coincidiendo desde el primer día. Me han ofrecido sentarme con ellos y les he aceptado el ofrecimiento ( aunque para mis adentros pensaba que solo nos íbamos a mirar a los ojos). Aquí es cuando ha aparecido Google translate y allí hemos estado poniéndonos al día hasta que un mensaje de él me ha puesto los pelos como escarpias, decía algo así "tienes que llegar a tu destino antes de las 15h porque va a caer la mundial", por lo que muy educadamente les he dicho "que me las piro"

Un poco más adelante me he encontrado a mi amigo del primer día y hasta hemos intercambiado una palabras en... ¡¡¡Español!!!

Y ya, chino chano, he continuado mi camino... SOLA, COMPLETAMENTE SOLA, incluso he pensado que quizás debería haberme quedado en ese pueblo... Pero para allá que he seguido, para llegar al punto más alto y con buena pendiente. Me faltaban con unos 4 km (to cuestarriba) cuando han empezado a caer góticas, me he agarrado a un clavo ardiendo y he dicho: "hombre, Santi, que ayer te puse una velita, respétame lo poco que me queda para llegar sin que llueva"... Oye, que ha funcionado. 

Ya en destino descubro que aquí se alojan unos españoles MUUUUUY RUIDOSOS, intentaré sobrevivirles.

Hoy también tengo anecdotita, estaba yo tan ricamente calzándose está mañana y me he dado cuenta que mis calcetines tienen... ¡¡¡DERECHA E IZQUIERDA!!! fliiiiipa

Y para finalizar una estampa tierna, cuando he regresado a la habitación me he encontrado a la pareja de señores mayores metidos en la misma cama (los había dejado cada uno en su litera cuando he salido), están tan cariñosos que casi me da cosa estar aquí... Así que me parece que los voy a dejar que hagan sus cosicas ;)

Continuará...